jueves, 1 de marzo de 2012

La Lluvia y Vos...


Es inevitable no encontrarte en noches cómo hoy, cuándo las calles conservan el brillo de la tormenta que pasó. Te veo ahí con mi brazo colgado del tuyo bajo un paraguas que simula cubrirnos y nosotros pretendemos simular que nos importa la lluvia mojándonos, vamos esquivando baldosas flojas, buscando charcos, empapándonos, comenzando a rozarnos, buscándonos la mirada por primera vez, sonriendo sin causa, sin apuro yendo a ningún lado...
¿Cómo no extrañarte? Si fuiste un sol en la oscuridad, si llenaste mis días y mis noches con sensaciones extrañas, con la confianza que necesitaba, con el abrigo de tu voz en mi oído, con la calma de tus brazos contorneando mi estar, protegiendo mi sueño, siendo parte de mis sueños.
De camino a casa ésta noche, como cada noche, tuve que mirar las calles vacías, sin vos, sin mi colgada de tu brazo, solo podía escucharse el sonido de las gotas acumuladas en algún tejado, gotas que estaban resignadas al suicidio, solitarias, del mismo modo que venía yo, añorando caer en tu recuerdo, necesitando refugiarse, acobardadas por la nostalgia, ofuscadas por la ausencia; de repente comenzó a llover de nuevo cómo hacía días, semanas que no llovía, el sonido de las gotas se potenciaron una tras otras cayendo, golpeándose contra el suelo, los truenos aportaron un tinte doloroso a ésta noche que comienza a desangrarse en cada minuto que el reloj consume, no miré la hora porque el tiempo se hizo una condena desde aquél último día, aquella última noche que estuviste por aquí, que jugamos bajo la lluvia, porque recuerdo que aquella noche también llovió, quizás como señal que se ahogaba un amor que jamás existió.
Cada vez que cruzo la calle te recuerdo, cada vez que llueve y sobre todo siendo de noche, me invade la "saudade"...