Tenia Boletos para un vuelo en primera clase, el viaje era inolvidable, es decir era recordable, fue volver el tiempo atrás, hay un boomerang en la City, todo vuelve, todo vuelve... vos lo decís. Llegaría a París, sin dudas seria ahí, nada mas sutil y perfecto, no podría ser de otra modo, lo mas fino que podrías ver, sentir, pensar, imaginar... La perfección en nada, en todo, indescriptiblemente distinto a todo, igual a aquello que siempre fue, un lugar al que todos quieren ir, el lugar del que se quizo ir, era demasiado, no era mas que un estar de vacaciones, no podría vivir ahí, lo confortable se hace inestable, para un delirante...
Podría haberse quedado en ese viaje, podría haber tomado aquel pasaje, lo cambio, lo cambio por el Ultimo Bondi a Finisterre, corriendo a la estación llego, en los bolsillos los boletos busco, deseperada no los encontró, cuando abrió la cartera, pasajes a París en Primera clase encontró... "Se" encontró, estaba en el lugar equivocado, en el momento menos indicado... Guardo la billetera, cerro la cartera, miro al cielo, sonrió casi a carcajadas y a su casa regreso; es que de ahí nunca se escapo.
Todos somos medio Zumba. Y es arte sacro-pagana dejar de recordar. ¿Qué es lo que apretamos en las manos? Lo que somos. Por eso a veces, el último bondi al culo del mundo nos deja tomando café a las 7 am. Con lo de siempre. Por otro lado, ¿quién nos trucha el boleto?
ResponderEliminarSabes que Froid? nadie te trucha el boleto, uno cree, eso pero somos nosotros quienes conciente o inconcientemente vamos compramos el boleto buscamos el bondi y a lo de siempre vamos, porq aveces o siempre queres lo de siempre (de otro modo no seria lo de siempre) asi es que cambiamos extravagancias por "Lo de SIEMPRE"
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